02 marzo, 2009

Un acaudalado empresario que salía muy inspirado de un gran seminario internacional, que postulaba la innovación como la llave maestra para fortalecer la competitividad de los negocios, fue en busca del Maestro para que le ayudase a convertir su organización en una corporación innovadora.
El Maestro observando su gran entusiasmo, le preguntó: “Realmente estás seguro? Innovar implica arriesgar, podrías perderlo todo”.
Aunque dudando por un instante, el visitante contestó: “Estoy seguro y preparado”,
“Estás dispuesto a ser criticado e ignorado y aún a ser ridiculizado y rechazado, por los próximos diez años?”
 Entonces notando que el rostro del hombre de negocios cambiaba de expresión, el Maestro añadió:
“Puedo ver que te emocionan más las salas de conferencia”
“No lo entiendo. Soy una persona exitosa, por qué habría de ocurrirme todo eso?”
“Porque no hay innovación sin ridiculización, ni cambio sin rechazo, ni héroe sin críticos y porque los peores enemigos de un innovador serán los de su propia organización”.
 Luego de pensarlo un rato, el hombre respondió:
“Bueno, y qué sucederá luego de los diez años”
“Nada, simplemente ya te habrás acostumbrado a ser criticado siempre”.
 Finalmente, cuando el empresario se marchó totalmente opuesto a la idea de ser blanco de nadie, el Maestro dirigiéndose a sus discípulos, culminó su cátedra diciendo:
“Nunca se ha levantado una estatua en homenaje a un crítico. Las grandes esculturas sólo se erigen en honor a los criticados”