02 abril, 2012

Huella


El Secretario General de la  nueva ONU, creada el 2025 por una generación de jóvenes e inspirados líderes luego de la gran inundación que provocó un gran derretimiento de Groenlandia y la desaparición de millones de personas, convoco una asamblea celebrando el 50 aniversario de su re fundación e invito al Maestro para tomar parte en el cierre del importante evento.
Luego de múltiples y extensos discursos de los representantes de las nuevas potencias mundiales, surgidas a raíz del gran colapso, el secretario solicito a su especial invitado algunas reflexiones finales.

El Maestro que había ido acompañado de un reconocido hombre de ciencias y discípulo suyo que, tempranamente y con solo 13 años de edad, predijo el terrible acontecimiento en el año 2000 cuando todos aseguraban que el cambio climático sería un fenómeno gradual, solicito a este compartir con el auditorio su última predicción, pues contaba ya 88 años.
“De hecho, debo que anunciar hoy  que antes de terminar el siglo XXI se producirá una  nueva era glaciar”
Dicho esto, todos los asistentes que ya se habían hecho mayores desde la revolución generacional que encabezaron, empezaron a alzar voces de reclamo y rechazo a las palabras del octogenario discípulo, quien una vez más se retiraba del mismo recinto, lleno de frustración como hacía 75 años.
Antes de salir de la sala, el secretario solicitó al científico explicar cuando y como determinó  su dramática conclusión.
“ Fue hace 75 años, cuando advertía que el punto de inflexión se alcanzaría en el 2025 y de no reducirse la temperatura global, nuestra actual era interglaciar terminaría en menos de 100 años y no en 200 como de forma natural debería ocurrir, pero sus prácticas han acelerado este proceso en 50 años”
“ ¿Y qué sucederá ahora según sus estimaciones?”
“ Groenlandia desaparecerá y la tierra se congelará una vez más,  destruyendo toda la vida vegetal y con ello toda vida posible sobre la tierra y  el océano se congelará hasta sus profundidades, destruyendo toda fuente de alimento marino y con ello toda vida posible debajo del mar. En fin un gran fracaso”
“ Usted esta desconociendo la heroica trayectoria de todos los presentes, quienes corrigieron el rumbo de los antiguos líderes y han dejado huellas imperecederas para las futuras generaciones”, dijo exaltado uno de los  mandatarios más poderosos de la junta.
“ Justamente y por ello hemos fallado a nuestros descendientes”, añadió el viejo discípulo.

Entonces el distinguido anfitrión dirigiéndose al Maestro con una mirada, pidió su intervención:
“ Las únicas huellas que dejará esta generación, serán las ondas de transmisión emitidas que seguirán viajando y rebotando por milenios por todos los rincones del universo”, dijo con severidad a todos los presentes, provocando un tenso silencio.
“ ¿Reconoces algún crédito o mérito para nuestros líderes?”, dijo intentando la conciliación quien presidía la asamblea.
“ Ninguno, pues los verdaderos líderes no hablan, ni esperan ser reconocidos, al punto que la gente ni siquiera sabe de su existencia”.
“¿Entonces como podríamos seguir sus huellas?”
“Justamente, ese es el asunto, ellos nunca dejan huellas”.
“¿No tiene acaso nada más que decir al auditorio?”, volvió a reclamar otro dirigente.
“Todo fue dicho hace 75 años, pero ustedes siguen negándose a entender”.
Con ello y en forma prudente, el secretario clausuro el evento. Más tarde el discípulo decía en privado al Maestro:
“Tal vez fuiste muy duro esta vez. Todos se han marchado muy desilusionados y desorientados”
“Excelente. ¡No dejamos huellas que seguir!”