01 abril, 2013

La Dama

En cierta extraordinaria ocasión el Maestro fue invitado por un grupo de apasionados arqueólogos a visitar un hermoso museo de sitio ubicado en la zona norte del Perú, donde se exponía uno de los hallazgos más asombrosos realizados en ese país: una momia de casi dos mil años de antigüedad. El complejo arqueológico llamado El Brujo, había sido tierra de grandes curanderos y místicos, así como cuna original de la cultura Mochica y del reino de la Dama de Cao, como en vida se le conocía, poderosa gobernanta que rigió ese pueblo con vara de hierro en la época prehispánica durante los primeros años del siglo IV d.c.
Luego de un interesante recorrido, el Maestro quedó muy maravillado por la historia, la cultura y el poder que detentaba para su época esta Dama y esa misma noche tuvo un asombroso encuentro con la momia, quienreconociendo al Maestro le dijo:
 que has ayudado a muchos con tus consejos a alcanzar sus más preciadas ambiciones. Si me ayudas a despertar nuevamente a la vida y recuperar mis riquezas, te recompensaré enormemente
Lo siento, estás en un error. Nunca he dado un consejo y además no creo que puedas pagarme. Regresa a tu tumba”, le respondió muy serenamente el Maestro.
La momia muy sorprendida por la desatención, reclamó airadamente:“¿Acaso no sabes que soy la mujer más poderosa que jamás vivió en esta parte del mundo?”
“ ¿Pero, alguna vez estuviste viva acaso?”
“Claro, pero por unos cortos 25 años. Fui muy rica y majestuosa, no lo sabías?”
“Realmente no. ¿Cómo lo sabes?”
“¡Porque tenía muchas tierras, esclavos, tesoros y adoraciones!”
“Entonces, tal vez nunca tuviste paz y fuiste solamente una joven muy pobre tristemente sin saberlo
“¿No te fijas acaso que tengo el poder de atormentartepor el resto de tu vida?”
“¿No te fijas acaso que el único poder que tienes es el de librarte del tormento que te persiguió toda tu vida y ahora toda tu muerte?”
Entonces, la momia reconociendo con profunda tristeza la verdad en las palabras del Maestro, cambiando de tono y actitud, le pidió:
Enséñame por favor, cómo  puedo salir de esta oscuridad, hallar la respuesta y alcanzar finalmente la paz más allá de todos los fabulosos tesoros materiales que poseo?
Entonces el Maestro conmovido por la infelicidad de la Dama, le respondió:
Por el contrario, ¿no ves que todos esos tesoros te poseen a ti? Tienes en tu interior todas las respuestas. No me necesitas querida amiga. De esta oscuridad no puedes salir con una lámpara ajena. Tú me pides te preste la mía, pero más me gustaría ayudarte aprender a encender tu propia lámpara”
“¿Puedes tu enseñarme a aprender?”, insistió muy sutilmente.
“¿Puedes tu aprender a dejarme que te enseñe?”

Dicho esto el Maestro y en ese preciso instante, la momia se iluminó, se despidió de sus mundanos anhelos y por fin logró descansar en paz.