Un adinerado y atormentado ejecutivo despertó sumamente turbado una mañana y levantándose muy temprano por la madrugada, ordeno a su chofer y a sus guardaespaldas seguirle.
Presuroso salió a buscar al Maestro, a quién encontró apaciblemente sentado en su despacho disfrutando de su lectura matutina, para angustioso interrumpir y preguntarle:
“Entiendo que eres es un conocedor de verdades ocultas y necesito calmar una inquietud, ¿podrías mostrarme si realmente existen el paraíso y el infierno”
“Primero preciso me diga una cosa, ¿quién es usted?", respondió el Maestro.
Un tanto ofendido el visitante contestó:
“Me extraña no lo sepa. ¡Soy el CEO de la corporación más grande del mundo!”
“¿Usted es un CEO? ¿Con esa cara de idiota y esa educación tan torpe y pobre?... no lo creo.”
“¿Cómo te atreves?, soy un hombre rico y exitoso, a mi lado tú no eres nadie”, gritó el hombre evidenciando cierto grado de intoxicación.
“Realmente no tienes nivel alguno. Más me parece estar frente a un pordiosero”
Entonces enrojecido y asaltado por la furia, completamente fuera de sí saco una arma y se abalanzó contra el Maestro, quién muy calmadamente le dijo:
“He aquí, ahora se muestra la puerta del arrebato y del infierno”.
El ejecutivo al percibir la perfecta compostura del Maestro, recobrando un tanto la razón, retrocedió, guardó su arma y ordenó enérgicamente a sus empleados no acercarse.
Entonces el Maestro muy serenamente añadió: “Y he aquí, ahora se muestra la puerta de la sabiduría y del paraíso”.
(Inspirado en la historia de Hakuin)