03 enero, 2011

Riqueza

Hace miles, miles de años en una tierra muy, muy lejana, un joven discípulo convencido de no precisar más instrucciones, fue corriendo al bosque a buscar al Maestro para hacerle una trascendental y última pregunta: “Maestro quisiera alcanzar la riqueza ilimitada y con esa riqueza ilimitada ayudar a salvar el mundo”

Entonces el Maestro observando la profunda ilusión de su discípulo respondió: “Existen en el corazón de todos los seres humanos dos diosas, de las cuales todos están profundamente enamorados y tú también debes aprender a amar“. “Maestro dime cómo se llaman esas diosas para buscarlas y venerarlas”. Entonces el Maestro le dijo: “Para ello necesitas primero conocer un secreto, pero antes de revelártelo debes convencerme de que estás realmente preparado para recibir esta riqueza”
Y oído esto, el discípulo le prometió cumplir con su vida ayudar a salvar el mundo. 

Una vez convencido el Maestro, entonces le reveló su secreto. “Aunque ames a ambas diosas el secreto está en que deberás prestar más atención solo a una de ellas. Su nombre es Sarasvati y ella es la diosa del conocimiento. Búscala con afán, ámala y dedícale toda tu atención. Eso será suficiente” “¿Pero qué pasará con la otra diosa?” Preguntó el joven aprendiz. “Ah, la otra diosa se llama Lakshmi y ella es la diosa de la riqueza y mientras le prestes más atención a Sarasvati, Lakshmi se pondrá sumamente celosa y te dedicará toda su atención y cada vez que busques a la diosa del conocimiento, más te buscará a ti la diosa de la riqueza. Ella te seguirá a donde vayas y nunca te abandonará y la riqueza que deseas será tuya para siempre.” Y habiendo escuchado esto el discípulo, en ese mismo instante alcanzó la iluminación. 

Extraido de Deepak Chopra.