01 noviembre, 2012

Industria


Un poderoso empresario de la industria para bienes de capital se encontraba en medio de una pomposa ceremonia recibiendo un merecido y público reconocimiento por los grandes avances tecnológicos desarrollados desde su empresa, cuando de pronto y durante el cóctel respectivo, se encontró con el Maestro, manifiesto admirador y crítico a la vez de la tecnología, compartiendo un brindis con todos sus amigos.
Movido por cierto afán de indisponer al Maestro, el industrial le dijo:
“Todos aquí nos dedicamos al desarrollo de la productividad, y ¿a qué sector de la industria se dedica tu organización?
Muy alegremente el Maestro le respondió: ¡Yo me dedico a la industria de la felicidad!
“¿y qué significa eso?, si puede saberse, claro”, volvió a preguntarle con cinismo.
“Verás, es muy simple. Tu trabajo consiste en producir mejores cosas y el mío producir mejores personas. Lo tuyo es satisfacer las necesidades de mercado, lo mío es satisfacer la necesidad humana de sentido y realización. Tú buscas hacerte de utilidades, yo busco generar la riqueza general”

Finalmente, con una gran sonrisa y abrazando al distinguido industrial, el Maestro alzando su copa y dirigiéndose a todos añadió: "Recordemos que estamos todos aquí, no solo para fabricar cosas brillantes, sino también para producir personas que brillen de satisfacción y felicidad. Solo entonces todos gozaremos de una auténtica prosperidad”