01 diciembre, 2010

Revolution

Una tarde de verano en 1957 entraron aparatosamente en el templo dos ruidosos músicos adolescentes repartiendo carteles y folletos de un recital que iban a ofrecer a dúo esa misma noche. Ambos llevaban el cabello largo, uno muy claro y el otro más oscuro. Lucían muy alegres, confiados y vibrantes. 

Entonces notando su desbordante energía, el Maestro salió a darles encuentro antes que sus discípulos terminaran de echarlos a la calle. 
“¿Quiénes son ustedes?”, les preguntó. 
“¿Quién eres tú?”, replicó con arrogancia el mayor de ellos. 
“Soy un admirador de la música y del arte”. 
“Pues a juzgar por sus seguidores no lo parece en absoluto”, dijo el otro joven un poco más correctamente. 
“¿Y cómo se llama su banda?” 
“Mira tío, no lo sabemos, además nos faltan dos músicos, un manager y los instrumentos también, pero ya sabemos qué tipo de música queremos hacer”, dijo el primero en tono de broma. 
“Fantástico. Eso es lo único importante. Estoy seguro les irá bien esta noche”. 

Entonces los muchachos que todo el tiempo trataban de impresionar a los adultos con sus irreverentes actitudes y declaraciones, se vieron sorprendidos por la respuesta del Maestro, quien en lugar de criticarles, felicitaba el completo desorden de sus ideas. 
“Mira Sócrates, ya que estamos aquí y al parecer eres bueno en tu business, ¿qué concejillo podrías darnos para lograr el éxito?”. 
“Ninguno. Ya tienen todo lo que necesitan”. 
“Creo que ahora usted quiere burlarse de nosotros. Debe haber algo más, algo en que nos falte trabajar más. Solo tenemos 17 y 16 años”, dijo el menor. 
“Trabajar, eso les dirán todos. Yo les digo en cambio que eso es lo último que necesitan. Sólo precisan disfrutar y eso ya lo han aprendido”. 
Ambos quedaron impresionados por la insólita respuesta y tomaron asiento para continuar escuchando al Maestro. 

“¿Han visto cuanto esfuerzo y cuanta tensión les provoca jugar a los niños, pintar a un pintor, escribir a un poeta o bailar a un bailarín?”. 
“Ninguno claro. Ellos lo hacen de forma natural”, respondieron uno tras otro. 
“Exactamente. Si interviene algún esfuerzo entonces el artista ya no es un auténtico artista, simplemente está tratando de obtener un resultado o algún beneficio. Entonces la actividad que realiza no es más un gozo, es un trabajo”. 
“Nos gustaría que nuestra música sea además un gozo para todo el público”, confesaron ambos. 
“De cierto les digo, que si tocan sus instrumentos con verdadero placer y cantan con intenso deleite, no solo harán gozar a todos los asistentes del recital. De hecho harán bailar al mundo entero. Serán la génesis de una revolución musical”. 

Dicho esto los jóvenes se miraron a los ojos y colocándose de pie con un gesto de reverencia, agradecieron las palabras del Maestro. Finalmente, rodeándoles con los brazos mientras les acompañaba a la salida, el Maestro añadió: “Simplemente sumen sentido y pasión a todo lo que hagan y quedarán condenados al éxito”. 

Impresionados y en completo silencio salieron los músicos con una nueva visión e inspiración para iniciar su promisoria carrera artística. 
“¿Podríamos saber sus nombres? sospecho que todos aquí recordaremos siempre su beat”. 
”Paul”, dijo el del cabello oscuro. 
“John”, dijo el más rubio.

01 noviembre, 2010

La Puerta

Un adinerado y atormentado ejecutivo despertó sumamente turbado una mañana y levantándose muy temprano por la madrugada, ordeno a su chofer y a sus guardaespaldas seguirle. 
Presuroso salió a buscar al Maestro, a quién encontró apaciblemente sentado en su despacho disfrutando de su lectura matutina, para angustioso interrumpir y preguntarle: “Entiendo que eres es un conocedor de verdades ocultas y necesito calmar una inquietud, ¿podrías mostrarme si realmente existen el paraíso y el infierno” 
“Primero preciso me diga una cosa, ¿quién es usted?", respondió el Maestro. 
Un tanto ofendido el visitante contestó: “Me extraña no lo sepa. ¡Soy el CEO de la corporación más grande del mundo!” 
“¿Usted es un CEO? ¿Con esa cara de idiota y esa educación tan torpe y pobre?... no lo creo.” 
“¿Cómo te atreves?, soy un hombre rico y exitoso, a mi lado tú no eres nadie”, gritó el hombre evidenciando cierto grado de intoxicación. 
“Realmente no tienes nivel alguno. Más me parece estar frente a un pordiosero” 

Entonces enrojecido y asaltado por la furia, completamente fuera de sí saco una arma y se abalanzó contra el Maestro, quién muy calmadamente le dijo: “He aquí, ahora se muestra la puerta del arrebato y del infierno”. El ejecutivo al percibir la perfecta compostura del Maestro, recobrando un tanto la razón, retrocedió, guardó su arma y ordenó enérgicamente a sus empleados no acercarse. Entonces el Maestro muy serenamente añadió: “Y he aquí, ahora se muestra la puerta de la sabiduría y del paraíso”. 

(Inspirado en la historia de Hakuin)


01 octubre, 2010

Exageración

... finalmente, transcurridos tres días de originales discursos, diálogos y discusiones, los empresarios se marchaban cargados de muchas preguntas e ideas nuevas para sus negocios. De otra parte, los científicos, académicos y teólogos, quienes con alguna tolerancia también se quedaron al evento, se llevaban una serie de modelos y propuestas de vanguardia para estudiar, probar y seguir cuestionando. 

De pronto, mientras se desarrollaba la ceremonia final, un importante editor solicito al moderador una última pregunta: “Si realmente todas estas ideas son tan buenas, ¿Por qué ninguna ha sido publicada?, y más aún, ¿cree que tan solo alguna llegará a editarse?” 
Entonces el Maestro ante la mirada nerviosa del organizador, poniéndose de pie aceptó tomar el micrófono y decir: “¿Realmente cree usted que si estas ideas fuesen publicadas seguirían siendo innovadoras?” 
“¡El público siempre premia con su compra un buen producto!”, refutó el editor. 
“¿No será que sus clientes esperan una innovación de masas? Además, ¿podría un concepto masivamente aceptado brindar una auténtica ventaja competitiva para alguien”. 
Dicho esto último el Maestro giró y mirando hacia los demás dijo: “De cierto les digo, que en este preciso instante y mientras ustedes siguen discutiendo, alguien está innovando y creando los nuevos rumbos del managment” 
“¿Podría usted decirnos quién es para ir a buscar sus publicaciones?”, solicitaron los académicos. 
“De hecho, hasta que sus avanzadas ideas se postulen en conferencias como ésta, habrán de pasar al menos cinco años; para que se implementen en alguna organización importante, no serán menos de diez y tal vez en quince años más, lo tendrán disponible en libros” 
“¿No cree estar exagerando un poco?”, señaló otro. 
“A decir verdad tiene razón, las verdaderas innovaciones toman siempre de cuarenta a cincuenta años en formar un mercado masivo de demandantes”, sentenció el Maestro.


01 septiembre, 2010

Lucidez

Se encontraba el Maestro de gira mundial impartiendo conferencias de su última versión de cómo descubrir nuevos e innovadores rumbos para el ejercicio del liderazgo, cuando de pronto tres grupos de importantes personalidades hicieron su aparición en el auditorio. El primero estaba compuesto por celosos teólogos, el otro de premiados académicos y uno más conformado por los más admirados científicos. 

Mientras el Maestro exponía sus originales ideas al público, principalmente compuesto por una generación de jóvenes empresarios en busca de un nuevo sentido e inspiración para sus organizaciones, en forma descortés cada grupo hablaba entre sí de forma crítica y cuestionadora, tratando de deslucir al Maestro frente a sus seguidores. 
Finalmente uno a uno empezó a pronunciarse: “Usted no tiene real autoridad para proponer estas cosas”, reclamó un teólogo. 
“Ninguno de sus postulados han sido probados aún”, denuncio un académico. 
“Sus ideas carecen de pruebas que sustenten su tesis”, dijo más tímidamente un científico. 
Entonces el Maestro, por respeto al público decidió hacer un paréntesis, para señalar: 
“Si veo un huracán y decido atrapar en una caja parte de su poderoso viento, al mostrarlo a ustedes, ¿seguirá siendo un huracán?”, respondiendo a los teólogos. 
“Si veo un río y decido atrapar en un balde parte de sus caudalosas aguas, al mostrarlo a ustedes, ¿seguirá siendo un río?”, respondiendo a los académicos. 
“Si veo una ola y decido atrapar en un bloque de hielo parte de su enorme fuerza, al mostrarlo a ustedes, ¿seguirá siendo una ola?”, respondiendo a los científicos. 

De pronto, uno de los empresarios con mucha lucidez se animó a decir: “Es claro que nosotros estamos aquí en busca de nuevas ideas para nuestros negocios y ustedes para defender sus teorías. Sin embargo, el valor obtenido es insuperable. De un lado, con mucha sabiduría y simplicidad hemos aprendido que un concepto es algo que fragmenta la realidad y que lo real siempre vive y fluye inconteniblemente. Y de otro lado, con mucha rigidez y complejidad hemos aprendido que cualquiera que pretenda atrapar lo real y lo práctico en un recipiente teórico, solo consigue ofrecer algo inerte, inútil y sin vida” 
“¡Tú lo has dicho!”, exclamó al final el Maestro.



02 agosto, 2010

El Mejor

Un importante industrial que gustaba rodearse solamente de los mejores especialistas del mundo, oyendo de la sabiduría y prestigio del Maestro, envío a su asistente personal para invitarle a visitar sus oficinas y charlar con él. 

El Maestro que sólo aceptaba estas solicitudes si podía llevar a sus discípulos consigo, escogió a dos de ellos y fue a encontrarse con el empresario. Este le recibió en la más suntuosa de sus oficinas y observando que ni él ni sus acompañantes lucían ni hablaban como los grandes expertos de fama mundial que solía contratar, quiso ser directo con sus expectativas: “He oído decir que usted es el mejor estratega conocido, ¿Cómo puede probar que ello es cierto, para que mis empresas acepten contratar sus servicios?” 
El Maestro notando el tono imperativo de su anfitrión, con mucha compasión le dijo: “Ciertamente estamos muy agradecidos por su invitación y amable atención, pero con todo respeto, ¿Qué le hace pensar que necesitamos probar algo a sus empleados?” 
El hombre acostumbrado a recibir centenares de afanosos solicitantes que deseaban trabajar con él, se sorprendió por la serena reacción del Maestro. 
Sin embargo reclamó: “Todo el mundo sabe que yo sólo contrato a los mejores, dígame una cosa: ¿es usted el mejor?” 
“Nuevamente quisiera saber, ¿Qué le hace pensar a usted que puede contratarnos?” 
“Me parece que está evadiendo mi pregunta o acaso no está seguro de su supuesta sabiduría?” 
“¿no será que usted aún no lo está de la suya?”, le contestó una vez más el Maestro. 
“Por última vez, le exijo una respuesta clara, ¿es usted el mejor del mundo?” 

Entonces el Maestro juntando las palmas de sus manos y cerrando los ojos, con sumo respeto se retiró diciendo: “Cuando se encuentre preparado con mucho gusto le enviaré a mis discípulos” 
Más tarde de vuelta en el templo, los discípulos muy apenados se preguntaban porqué el Maestro nunca respondió con la misma firmeza. Él observando sus pensamientos, les preguntó: “Si alguien así lo hiciera, ¿demostraría ello su grandeza o probaría justamente toda su pobreza?”


01 julio, 2010

Mestría

Se encontraba el Maestro en la ceremonia de graduación de los flamantes egresados del programa de maestría de negocios más reconocido y tenía como invitados a representantes de importantes Corporaciones patrocinantes, para ofrecerles una breve y especial conferencia antes de cerrar el evento. Momentos previos el Director del Programa le pidió al Maestro saludara a los jóvenes ejecutivos que en ese mismo día iban a recibir su título de Maestría. 

Estando el Maestro reunido con ellos, les saludó sólo con una sonrisa y el más destacado de los egresantes se ánimo a dirigirse a él con admiración: “Entiendo que usted es el Maestro de todos los maestros, ¿Cómo podríamos alcanzar el verdadero arte de la dirección?”. 
“Sígueme y te lo mostraré”, le respondió, y le siguieron también todos sus compañeros. 

Entonces el Maestro lo condujo hasta el podium de la sala principal, en donde el auditorio se encontraba lleno de empresarios del mundo entero, esperando el inicio de su disertación e impacientes por formularle toda una serie de preguntas, y recibir sus iluminadas respuestas. Sin embargo, presentó ante el público al joven ejecutivo como un gran experto de calificación internacional y se retiró dejándole al frente del micrófono. Ante la inesperada situación el joven se sintió muy intimidado, pero no tuvo más remedio que asumir la conducción. Dado el gran prestigio y credibilidad del Maestro, uno a uno los invitados empezaron a requerirle un sinnúmero de soluciones e ideas. 

Al inicio, el joven muy confiadamente, trató con toda su capacidad certificada, ir dando solución a los problemas que se le exponían, sin embargo, y casi de inmediato, empezó a sentir que realmente no tenía posibilidad de satisfacer la gran expectativa del público y empezó a ponerse muy nervioso, transpirar frío y hasta tartamudear. Su peor pesadilla, hacer el ridículo por ignorancia, se había hecho realidad. Cuando de pronto y justamente en el momento más penoso, con sorprendente lucidez, gritó: “No lo sé!”. Todos quedaron atónitos en aquel templo del saber al escuchar esas palabras y cuando iban a empezar a reclamar su valioso tiempo y dinero, se animó a añadir: “Aunque no tengo respuesta para ustedes, acabo de descubrir la mía gracias al Maestro”. 
“¿Por lo menos podrás revelarnos cuál es esa respuesta?”, exigió una de las participantes. 
“Tener un gran intelecto no es igual a tener una gran inteligencia. El intelecto es lento, limitado y envanece nuestra mente con el conocimiento. La inteligencia es rápida, infinita y revela nuestra ignorancia con el desconocimiento. El intelectual gusta la complejidad, el inteligente gusta la simplicidad. El intelecto opera en la mente y la inteligencia proviene de la no mente”. 

En medio del desconcierto general, en ese mismo instante el joven se iluminó para a grandes voces terminar diciendo: “¿Saben una cosa?, No lo sé! Aprendan a usar su propia inteligencia! Adiós.” Entonces inesperadamente y luego de un gran silencio, todos los asistentes colocándose de pie, empezaron a aplaudir al nuevo maestro. 

Terminada la jornada, el joven, acompañado siempre de sus compañeros, fue presuroso a buscar al Maestro para contarle todos los detalles de su gran experiencia y darle las gracias, pero él con un gesto le interrumpió y dijo: “Sólo preciso me digas algo, ¿te aplaudieron o te insultaron?”. 
“Ciertamente le aplaudieron mucho”, respondió uno de los jóvenes testigos. 
“Entonces tu ya tienes el arte”, dijo apuntando al muchacho y dirigiéndose al resto del grupo señaló: 
“Y ustedes el camino”. Y con ello, el Maestro concluyó su maravillosa cátedra.



03 mayo, 2010

El Seminario

Dos jóvenes emprendedores asistían por primera vez al Seminario Empresarial de Dirección Trascendental, que el Maestro impartía exclusivamente y solo una vez al año, entre cincuenta inspirados hombres y mujeres de negocios de todo el mundo, para encontrar respuestas a las preguntas y problemas de sus organizaciones. Al término de siete intensas jornadas de concentración, ambos se encontraban todavía muy confundidos con la inusual metodología y los inquietantes conceptos que se formularon durante el desarrollo del mismo. 

Entonces el Maestro observando la desorientación en sus rostros, se adelantó a decirles: “El propósito de este seminario es hacer que tus preguntas se desvanezcan y de no aportarte ninguna respuesta”. 
“Y, por qué haces eso?”, preguntó el más joven. 
“Porque de otra forma ninguno de ustedes aprendería nada”, contestó. 
“Pero todos hemos venido hasta aquí para recibir tu orientación y respuesta a nuestras inquietudes” “Ciertamente. Todos aquí la han recibido, excepto ustedes dos y por eso estoy aquí” 
“Disculpa nuestra distracción, podrías repetirnos la respuesta?” 
“La respuesta que buscan no está aquí pero la encontrarán inscrita en el templo de Delfos” 
“Por favor tenemos que regresar a la oficina, puedes decirnos cuál es?” 

Atendiendo la inocencia de ambos, el Maestro simplemente le dijo: “Sé” 
“Bromea usted?, eso no es suficiente, es absurdo, debe haber algo más, un plan, un método, algo!”, reclamó el otro joven. 
“Cualquier otro conocimiento que tomes de alguien más solo te convertirá en un mendigo y además no te servirá absolutamente de nada” 
“¿Y si alguno le rogara para recibir su ayuda?” 
“Tampoco serviría de nada, pues cualquier palabra mía sería como una firma en el agua, que no has acabado de escribirla y ya ha desaparecido” 
“¿Entonces cuál es la utilidad de un seminario como este?” 
Y el maestro le respondió: “Si después de siete días todavía necesitas preguntarlo, tal vez nunca lo sabrás”



01 abril, 2010

El Viaje

Eones de tiempo atrás, encontrábase el Maestro con su discípulo principal, ubicado en el palco de honor para presenciar el asombroso espectáculo del nacimiento de un nuevo universo. 

De pronto el conductor de ceremonias dio inicio al intemporal acontecimiento con la presentación de la célebre partícula, conocida en el ambiente científico, como la Singularidad, cuya acelerada dinámica expansiva terminó generando el también famoso Big Bang y a partir del cual, todos los privilegiados espectadores presentes, pudieron observar el origen y creación de los primeros átomos, estrellas, galaxias, constelaciones, la materia oscura, los sistemas y cuerpos celestes, incluyendo la formación del sistema solar terrestre y el surgimiento de las primeras manifestaciones de vida en los océanos, los estromatolitos. 

Continuando con el mega evento, el conductor presentó la segunda parte de los 14,000 millones de años transcurridos. De esta forma, el pre view mostraba los instantes más importantes de la pre-historia e historia humana -los últimos 3,000 millones de años- pasando antes por la aparición de los primeros anfibios y reptiles, marsupiales y mamíferos, primates y homínidos, así como por el tránsito del australopithecus al pitencantropus, hasta que 50,000 años atrás, se produjera el trascendente encuentro del hombre de Neanderthal con el hombre de Cromagnon, para finalmente arribar al inicio de la sociedad Homosapiens, hace tan solo 10,000 años. 

Entonces y antes que empezara la tercera parte, el Maestro se puso de pie para marcharse, cuando su discípulo le atajo diciéndole: “Maestro, te vas? te perderás lo mejor del show y los últimos 2,000 años, la historia del Homo sapiens sapiens!” 
A lo que el Maestro con suma paciencia contestó: “En verdad me interesa más la historia del Homo Futurus” 
“Pero esa historia nadie la ha producido aún en este universo” 
“Justamente, en este universo”, se retiró diciendo el Maestro 
“¿Entonces estás pensando realizar otro de tus fantásticos viajes por los multiversos?”, insistió el discípulo, pero el Maestro que no tenía pensado hacer ningún viaje más, sentenció: 
“Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera”



01 marzo, 2010

Grandeza

Alejandro se encontraba con su amigo e instructor Aristóteles celebrando y analizando el resultado de su tercera campaña en la conquista del fabuloso reino de Persia, la misma que terminó con la huida del Rey Darío III y la toma definitiva de la gloriosa ciudad de Babilonia por el ejército macedonio. De pronto en medio del embargante júbilo, un presentimiento de preocupación lo invadió al percatarse que necesitaría una estrategia, más allá de lo militar, para manejar los escenarios que generaría este triunfo en los círculos de poder que le rodeaban y las ambiciones de influyentes oficiales como Parmenio y Tolomeo. 

Entonces su afamado concejero le recomendó hablar con el Maestro, quien había sido muy amigo de Sócrates y ayudado por milenios a muchos emperadores a establecer sus reinos con gran sabiduría. Llegado desde Atenas, el Maestro acompañado de su más joven discípula fue a visitar al gran general, quien al verles entrar saludó a ambos con muchos honores y atenciones. 
El Maestro asombrado por la nobleza de Alejandro, accedió no solo a escucharle sino también hablarle, algo que era muy raro en él. Entonces sorpresivamente tomó la iniciativa y la palabra: “Veo que mientras tú te has apoderado de Babilonia, la fiebre de la victoria se ha apoderado de tus tropas”
“¿Acaso no te parece justo que les permita celebrar y saborear su triunfo?”, preguntó el emperador. 
“En mi experiencia, el éxito siempre ha sido el peor enemigo de un general vencedor” 
“¿Cómo sugieres entonces que festeje la gloria de mi poderoso ejército?” 
“Declarando y haciendo duelo, como lo hacen los generales verdaderamente grandes” 
Desconcertado y mirando a Aristóteles dijo un tanto ofendido: “¿Desconoces la grandeza heredada de mi padre el Rey Filipo y la de mis conquistas?"  
“Un verdadero líder nunca se considera grande y en ello está su grandeza”, le respondió el Maestro. 

Al escuchar estas palabras recordó la gran fama que Sócrates había cosechado en toda Grecia en virtud justamente de su humildad. Entonces preguntó con respeto: "Maestro, ¿qué me aconsejas hacer en esta situación?” 
“Pues todo lo contrario a lo que los vencedores y vencidos esperan. Enaltecer a tu adversario, rendirle honores y respetar tanto su legado como su admirable cultura. Abandona la idea de fiesta y algarabía y el mundo como la historia te reconocerán siempre por tu magnificencia” 
Dado que Alejandro gustaba mucho siempre de hacer lo sorpresivo e inesperado, la idea le pareció fantástica y mandó llamar a Hefestión para diseñar la estrategia de comunicación. Entonces el Maestro, conociendo la admiración de su poderoso anfitrión por las leyendas de Aquiles, le advirtió: “Los grandes estrategas diseñan sus planes celosamente en secreto, por ello los llaman sabios y los ejecutan brillantemente en público, por ello los llaman genios” Oído esto el general no pudo dejar de reconocer la profunda sabiduría del Maestro y con una venia le agradeció su visita, su tiempo y su valioso concejo. Notando el Maestro todavía cierto desconcierto y desazón en el rostro de Alejandro, le formuló por fin una de sus inquietantes preguntas: “Dime Alejandro ¿Cuál es el objetivo último de todas tus luchas?" 
“Eso sí lo tengo clarísimo. La gloria eterna de mi nombre”, contestó 
“¿Y cuál es este nombre eterno que deseas?” 
“Alejandro El Magno”, oyeron los tres sabios decir con energía a la joven discípula.




01 febrero, 2010

El Secreto del Maestro

Hace miles, miles de años, en una tierra muy, muy lejana un joven discípulo, despertando de un sueño muy inspirado, fue corriendo al bosque a buscar a su maestro para hacerle la pregunta más importante de su existencia: “Maestro, quisiera alcanzar la sabiduría, la trascendencia y la iluminación ilimitadas, para poder ayudar a cambiar el mundo”.

Entonces el Maestro observando la profunda ilusión de su discípulo respondió: “Para ello precisas primero conocer un gran secreto, pero antes de revelártelo, debes convencerme de que estás realmente preparado para recibir ese conocimiento”.
Oído esto, el discípulo prometió con su vida cumplir su palabra y ayudar a cambiar el mundo, y entonces el Maestro le reveló su secreto: “Para obtener la sabiduría, tienes que aprender a ver los árboles como árboles y a las montañas como montañas”.
Aunque un poco desconcertado, el discípulo insistió: “Y para alcanzar la trascendencia?”
“Para lograr la trascendencia, tendrás que aprender a ver las cosas con mayor profundidad hasta que los árboles ya no sean árboles y las montañas ya no sean montañas”.

Finalmente, el discípulo muy emocionadamente preguntó: “Y para alcanzar la iluminación, qué tengo que hacer?” Y el Maestro simplemente dijo: “Para alcanzar la iluminación tendrás que volver a ver los árboles como árboles y volver a ver las montañas como montañas”.

04 enero, 2010

El Nuevo Futuro

En el año 2090, la tierra era gobernada por un presidente supranacional que regía por 12 años y con poder absoluto los destinos de la sociedad global. Su concejo de estado estaba conformado principalmente por científicos, 50%, sabios, 30% y maestros espirituales en un 5%. El porcentaje restante lo compartían industriales, políticos, religiosos y militares, otrora poderosos y desprestigiados conductores del mundo. 

Los postulados de los viejos y románticos revolucionarios, activistas y pacifistas habían por fin triunfado y establecido un nuevo paradigma basado en el ideal de la coexistencia fraterna de seres humanos, la distribución justa de los recursos y una armoniosa relación con el planeta. Antiguas potencias habían cedido su lugar a innovadores potencias con nuevas propuestas de desarrollo. 

El crecimiento de la población mundial se había estabilizado, la economía y los negocios habían evolucionado a punto tal, que el objeto de estas entidades no era más la rentabilidad y las utilidades, sino la generación de verdadera riqueza y valor para la sociedad en su conjunto y una nueva clase de inspirados empresarios lideraba el cambio de transformar las empresas en medios de satisfacción y autorealización humana. 

Sin embargo faltando tan solo diez años para la llegada del siglo XXII, y aunque se habían superado grandes problemas como el calentamiento global y erradicado el hambre mundial, aun persistían antiguos modelos mentales que no terminaban de aceptar la nueva visión de unidad mundial y viejas fuerzas trataban, con mucha inteligencia y astucia, de introducir nuevamente la anterior concepción desintegrada de la sociedad y sus egoístas practicas de exclusión e inequidad. En medio de este escenario llegó el Maestro a la nueva capital del mundo para ayudar al Presidente recientemente electo a consolidar el proceso de transformación. Inmediatamente que lo vio entrar al salón de gobierno, este le preguntó: “¿Qué puedo hacer para evitar este gran retroceso?” 
“¿Por qué antes no te preguntas qué no has hecho?”, le respondió el maestro 
“Es que no lo entiendo, tengo de mi lado las inteligencias más brillantes del mundo”, dijo muy apesadumbrado el gran líder. 
“Justamente. ¿Pero tienes también de tu lado las almas más brillantes del mundo?” 
“¿Sugieres entonces que aumente el número de mis consejeros espirituales?” 
“Lo cierto es que tienes que intentar algo nuevo. Con ciencia y sabiduría lograste avanzar mucho, pero tus adversarios también tienen mucha. Piensa un instante ¿Qué es lo que no tienen ellos?” “Ya lo entendí. Ahora mismo nombraré más líderes espirituales de gobierno” 
“Sinceramente, crees que esa es la mejor solución ¿qué es más importante, aumentar el número de estos o encontrar a quienes han alcanzado el grado más alto de iluminación?" 
”¿Pero cómo podré reconocer a los verdaderos de los falsos?” 

Entonces el Maestro con una sonrisa en los labios, le dijo: “Verdadero es aquel que cuando le miras a los ojos, te ves a ti mismo y que cuando él te mira a los ojos, te cambia la forma de verte a ti mismo” Dicho esto el Maestro, el Presidente quedó iluminado y se despidieron hasta cuando este culminara su mandato en el 3002.