01 diciembre, 2009

La Piedra

Una poderosa corporación transnacional había convocado a toda su plana directiva global para analizar la situación de sus negocios del último trimestre.
En la evaluación el CEO descubrió que casi todas sus operaciones registraban tímidos pero positivos resultados, excepto una de sus oficinas con rendimientos muy decepcionantes que afectaban el resultado general y los bonos de todos. 

Entonces los miembros de la junta no hallaron mejor respuesta que descargar toda su frustración sobre el responsable de esa operación, que justamente era uno de los más jóvenes e innovadores del grupo.
Uno a uno los directivos lanzaban sobre él los ataques más destructivos posibles y toda la avalancha de críticas se volcó enteramente hacia su gestión. Sedientos por hallar una medida expiatoria, algunos reclamaban su inmediata separación.

En medio de todo este frenesí de furia apareció el Maestro,  quien había sido invitado por el presidente de la junta y consultado sobre cuál sería la sanción más ejemplar que podía aplicarse, dijo dirigiéndose a todos:
“Aquel que nunca ha tomado una decisión errónea en su carrera, que lance la primera piedra”
Y dicho esto muchos cambiaron sus posiciones de ataque, por muestras de empatía y de reconocimiento a la valentía del riesgo asumido por el joven directivo.

Sin embargo, algunos pocos todavía enfurecidos, empezaron a lanzar nuevos y más furiosos ataques, exigiendo al presidente que lo retirase de la junta. Entonces abrumado por la multitud,  el innovador ejecutivo dirigiéndose a la puerta empezó a abandonar la sala en medio de la vergüenza y la deshonra.
El Maestro observando la humildad del joven, dirigiéndose al jefe de todos ellos, dijo:
“No olvides que sólo quienes se arriesgan, al final serán siempre los ensalzados más aquellos que se oponen a lo nuevo, al final serán siempre los humillados”
Oído esto el jefe, mandó a todos a reflexionar y asumir el resultado general con verdadero espíritu corporativo, ante lo cual aquellos pocos extremaron su postura y aun le amenazaron con acusarle frente al consejo directivo.

Entonces el CEO desenvainando la espada de su autoridad mandó ejecutar en el acto, el despido de estos veleidosos e infraternos empleados y renovándole toda su confianza, reinstaló en su lugar al innovador ejecutivo con plenitud de poderes y una nueva partida presupuestal, luego de lo cual se retiró dejando desconcertados a todos los presentes. 
Finalmente, todos atajaron al Maestro para que les descifrara lo que había acontecido en tan pocos instantes y accediendo con simpatía, les dijo:
“Aquellos que quieran salvar sus carreras con conformismo, estos las perderán, más aquellos que arriesguen sus carreras por causa de una idea nueva, estos la salvarán”