01 marzo, 2011

Relativo

A inicios del siglo pasado tres jóvenes y prometedores científicos, el meteorólogo Alexander Friedmann, el astrónomo Edwin Hubble y el Físico Albert Einstein, discutían apasionadamente con sus colegas de investigación, el lanzamiento de tres impresionantes tesis que desafiaban los poderosos paradigmas instalados durante más de doscientos años, a partir de la fantástica ley de gravitación universal de Newton. 

Las innovadoras ideas que postulaban cuestionaban las enraizadas creencias de la comunidad científica contemporánea sobre la estática, la uni-direccionalidad y la eternidad del espacio. Friedmann, Hubble y Einstein defendían con tenacidad sus argumentos sobre la curvatura del espacio, la expansión del universo y la relatividad general, respectivamente. 

Semana a semana la prensa generaba fervorosos y polémicos debates que concitaban la atención y la imaginación de la opinión pública mundial. El prestigio puesto en juego de muchos expertos produjo una intensa batalla de egos, donde los ataques y defensas iban y venían de todos los frentes, llegando aún a contagiar y confrontar a los tres jóvenes. Einstein no creía el universo en movimiento de Friedmann, Hubble no creía en la ecuación de Einstein y Friedmann no creía en los físicos, ni en los astrónomos. 

Los acalorados debates llegaron incluso a producir nuevos postulados como el de Georges Lemaitre, quien aprovechando los descubrimientos de todos los demás y el interés general, publicó su famosa teoría del Big Bang. 

Realmente todo el planeta se encontraba fascinado por los nuevos avances y conocimientos de los hombres de ciencia. De pronto, la discusión cambió de giro y se empezaron a realizar encuestas y entrevistas de opinión por todo el mundo, para determinar de una sola vez, cual era el más brillante e inteligente de todos. 

Fue entonces que un famoso periodista fue a buscar al Maestro, quién se encontraba ajeno y distanciado de la fiebre mundial, para preguntarle: “¿Cuál de estos grandes hombres, cree Ud. es el que tiene mayor conocimiento?” El Maestro simplemente y con una ligera sonrisa, contestó: "Mire joven, relativamente, ya no soy tan joven para saber tanto"