02 mayo, 2011

El Mensaje

El Maestro se encontraba en una concurrida cafetería muy de mañana, cuando se animó a informarse sobre los últimos sucesos mundiales. Entonces una sorpresiva noticia capturó toda su atención y la de todos los presentes. Una prestigiosa estación radial anunciaba que una de las naciones más ricas del mundo, prácticamente acababa de desaparecer luego de sufrir una serie de catastróficos desastres por todo el país. La población entera se encontraba fuera de sí en un estado de shock y pánico. Realmente resultaba increíble oír todo lo que se narraba. 

El reportaje daba cuenta de varios millones de muertos por todo el territorio nacional y millones más de heridos y desplazados. En un solo día le había sobrevenido un cataclismo general pues, luego de un apocalíptico terremoto de magnitud 10, un despiadado tsunami acabo de barrer con lo poco que quedaba en pie. Más tarde se reportó que ambos fenómenos terminaron de desatar la explosión de varias de sus centrales nucleares, originando otra serie de desgracias, haciendo que todas las pérdidas resultasen ya imposibles de calcular. 

Para colmo de males, uno de sus belicosos vecinos termino por decidir que ese era el momento propicio para darle un golpe de gracia e inmediatamente inicio un cruel bombardeo aéreo sobre la aterrorizada población civil sobreviviente, ante el repudio de la opinión pública internacional. 

El mundo entero no terminaba de asimilar las noticias del día, cuando los relatores de televisión mostraban en sus pantallas como dos aviones de guerra suicidas, se lanzaban contra la casa de gobierno, para terminar de pulverizar lo último de esperanza que restaba en la otrora potencia. 

En medio de este desolador escenario, un reportero reconoció al Maestro y le solicito pronunciar algún mensaje de consuelo por la vía satélite para todo el globo. Entonces, con un rostro calmo y una mirada piadosa, dirigiéndose a las cámaras simplemente dijo: “Después de un día… viene otro”