03 diciembre, 2012

La Montaña

Un sacerdote muy sabio, no encontrando mejor ayuda para un exitoso pero desesperado hombre de negocios que había perdido el sentido de su vida y que no paraba de pedir consolación a su gran depresión, le desafío a subir una gigantesca montaña, que además de ser una de las más altas del mundo, era bastante peligrosa por los inmensos abismos que había que sortear para alcanzar su cima, además de la inclemencia y hostilidad del clima. Le aseguraba que una vez llegado arriba encontraría el paraíso para su desolación y la paz que necesitaba.

Decidido entonces y como siempre, dispuesto a arriesgarse, inicio su nueva conquista: alcanzar los casi 7,000 metros de aquella atemorizante montaña. La lucha contra la altura, la temperatura, la fatiga y la falta de oxígeno demandaba una determinación implacable, recursos y trabajo que casi nadie lograba sostener, pero que él sí estaba dispuesto a invertir. De hecho eran muchos los que renunciando al desafío bajaban frustrados y desalentando a todos los que aún persistían en el monumental objetivo.
Luego de casi cuatro días de costosos esfuerzos el hombre llego a duras penas a la meta, pero no encontrando nada, ni a nadie empezó a dudar de la promesa del sacerdote. Sin embargo, impactado por la belleza que encontraba a cada paso, empezó a creer que tal vez éste se refería al infinito y bello océano de estrellas que bailaban en el cielo, la espectacular fosforescencia de la tierra bajo el brillo lunar, la majestuosidad de las piedras que habían tallado el viento y el tiempo, la hermosa vista que obsequiaba el horizonte para a sus ojos, la desconocida fragancia nocturna de las cúspides y el ensordecedor silencio que impera en las grandes cumbres.

De pronto, conmovido por la imponente soledad del lugar, se arrodilló para dar gracias a grandes voces al universo y la existencia por el paraíso que acababa de descubrir, pero de repente con mucho espanto, escuchó una voz. Era el Maestro que sonriente le decía:
“No seas iluso. Esto no es, ni de cerca el paraíso”
“¿Quién eres tú?”
“Aquel que no has venido a buscar”
“¿Entonces qué haces aquí?”
“Solo esperando llegases para ayudarte a completar tu camino”
“Estás loco, no puedo más. Aquí me quedo”
“¿Abandonarás el reto en los últimos minutos? Te conozco bien y no lo creo”
“Cómo puede ser. Es la primera vez que te veo!”
“¿No será que es la primera vez que abres los ojos?”
“Ya encontré lo que estaba buscando. No, gracias”
“¿Acaso no buscabas algo que calmase la angustia y el vacío que te ofrecen los pobres éxitos y riquezas de la vida mundana”
“¿Cómo lo sabías?”
“Esta montaña es muy misteriosa y tiene algo que guarda para ti desde hace cinco décadas, pero no te dejes distraer por sus encantos, son solo otra hueca ilusión para engañar a los que no merecen descifrar su secreto”
“¿ Y a dónde me llevarías?”
“Vamos. No te conformes con lo poco y sígueme”....


01 noviembre, 2012

Industria


Un poderoso empresario de la industria para bienes de capital se encontraba en medio de una pomposa ceremonia recibiendo un merecido y público reconocimiento por los grandes avances tecnológicos desarrollados desde su empresa, cuando de pronto y durante el cóctel respectivo, se encontró con el Maestro, manifiesto admirador y crítico a la vez de la tecnología, compartiendo un brindis con todos sus amigos.
Movido por cierto afán de indisponer al Maestro, el industrial le dijo:
“Todos aquí nos dedicamos al desarrollo de la productividad, y ¿a qué sector de la industria se dedica tu organización?
Muy alegremente el Maestro le respondió: ¡Yo me dedico a la industria de la felicidad!
“¿y qué significa eso?, si puede saberse, claro”, volvió a preguntarle con cinismo.
“Verás, es muy simple. Tu trabajo consiste en producir mejores cosas y el mío producir mejores personas. Lo tuyo es satisfacer las necesidades de mercado, lo mío es satisfacer la necesidad humana de sentido y realización. Tú buscas hacerte de utilidades, yo busco generar la riqueza general”

Finalmente, con una gran sonrisa y abrazando al distinguido industrial, el Maestro alzando su copa y dirigiéndose a todos añadió: "Recordemos que estamos todos aquí, no solo para fabricar cosas brillantes, sino también para producir personas que brillen de satisfacción y felicidad. Solo entonces todos gozaremos de una auténtica prosperidad”




01 octubre, 2012

Utilidad


Como cada año, el Maestro fue invitado a un importante Encuentro Regional que reunía a los líderes políticos y empresariales más poderosos del mundo, para participar en calidad de panelista de honor. Durante los dos días del evento, cada uno de los promotores ofrecía muchas ideas para nuevos tratados comerciales y las recetas económicas más lucidas y atractivas posibles para colmar las expectativas de la multitudinaria audiencia. Llegado el término del encuentro el Maestro, siempre acompañado por algunos de sus aprendices, también hizo uso de la palabra pero a diferencia de todos los demás invitados, no hizo gala de ninguna brillante idea, ni proposición adicional. Entonces uno de los organizadores, sintiéndose muy frustrado, le dijo:
“Muchos hemos esperado hasta el final para que usted nos diga algo más valioso, pero no ha dicho nada que no sepamos”
El Maestro simplemente respondió:
“Una cosa es el saber, pero otra más importante es el hacer”
Otro que también se sentía defraudado, reclamó:
“Bien, pero esas cosas yo ya las hago siempre”
Nuevamente el Maestro solamente respondió:
“Una cosa es el hacer, pero otra más importante es el llegar a ser”

Finalmente el anfitrión, que mucho apreciaba al Maestro, con mucho respeto y tratando de apaciguar los ánimos, le preguntó:
“Maestro, entonces cuál es la utilidad de tener un Maestro en la dirección de nuestros negocios?”
Por último y antes de retirarse respondió una vez más:
“Para enseñarte lo que siempre has sabido, decirte lo que siempre has oído y mostrarte lo que siempre has visto”

03 septiembre, 2012

El Beso


... habiendo ahora entendido una de las discípulas más inteligentes y astutas que tenía el Maestro, el gran valor de las joyas que este ofrecía,  fue a buscarle y convencerle de vender las hermosas y cuantiosas piedras que tenía en su almacén. Entonces observando la celosa ambición y envidia oculta que ella guardaba en su corazón, el Maestro quiso ayudarla a liberarse de esos sentimientos y le propuso realizar un singular negocio.
¿ te gustaría tomar una de nuestras valiosas piedras y salir a ofrecerla al mercado?
Claro que sí Maestro. No me parece justo que nadie sepa del gran valor de estos conocimientos.
Muy bien. Entonces toma una, la que más te guste, y ve a ofrecerla al gran mercado del oro, pero con una condición. Simplemente observa todo lo que suceda y por ningún motivo no la vendas a nadie. Nada más ve y aprende.
Desconcertada, pero igual de animada ella salió de prisa al mercado y ni bien llegada todos los mercaderes, conocedores del valor de las piezas que tenía entre manos, empezaron a hacerle múltiples ofertas. Yo te doy 20,000 dólares le decían varios, otro 50,000 y uno más le dijo 100,000. Pero ella, completamente fascinada por lo que estaba ocurriendo, seguía negándose como se lo había ordenado el   Maestro y solo les respondía:
“solo quería preguntar sobre su valor. No tengo autorización para venderla”. Hasta que uno le dijo:
“Tráela otro día y pídenos lo que quieras, pero ¡véndenosla!”. Y ella entendiendo la tentativa sugerencia que le hacían salió corriendo de en medio de ellos y regreso  a la oficina del Maestro.
Qué bueno que regresaste. Dime ¿Qué has aprendido de esta experiencia?
Maestro, déjame decirte algo antes. La gente se volvió loca y me ofrecieron más de 100,000 dólares por la pieza.
¿Y qué es lo que has aprendido?, insistió el Maestro.
¡Tenemos que venderla claro!
¿pero, no crees que eso te haría más pobre?
No entiendo. Lo que dices no tiene lógica. Aquí nos faltan muchas cosas para ser una organización realmente reconocida e importante y tú te sigues negando a negociar con los grandes. No estás siendo justo, tengo varios años esperando mi oportunidad.
Creo no entiendes. Mientras la piedra este contigo tu serás la joya. Pero en cuanto la hayas vendido te convertirás nuevamente en una simple roca sin valor, en un mendigo.
Decepcionada, la discípula salió del despacho del Maestro, tramando en su mente realizar el negocio de su cuenta, pues creía que el Maestro estaba celoso y no quería dejarle crecer.
De forma que, convenciendo antes a otro discípulo, un extranjero pero muy allegado al Maestro, sacaron a escondidas varias de las piedras y al salir sorpresivamente apareció el Maestro delante de ellos, pero la joven disimulando rápidamente se retiro dándole antes un beso en la mejilla y el otro haciéndole una respetuosa venia.
El Maestro con mucha lástima y mirándolos a los ojos, simplemente los despidió. Ellos avergonzados e incapaces de devolverle la mirada, salieron presurosos.
Mientras los observaba desaparecer en el horizonte, la discípulo más antigua y leal del Maestro se acerco y le dijo:
“¿no ves acaso su traición y que se van llevando nuestras joyas y tú los dejas partir sin hacer nada?”
Yo veo que se van traicionándose a sí mismos y que tristemente terminarán presos de su falso éxito, condenándose a hacer lo mismo hasta el final de sus días.


DIES

01 agosto, 2012

La Joya


Hace unas décadas atrás, un grupo de jóvenes discípulos, en ausencia del Maestro, empezaron a discutir y dudar sobre la supuesta valía de lo que estaban aprendiendo, pues antes como hoy, lo superficial del mundo, los distraía de lo esencial de la vida. Entonces llegado el Maestro, el más desafiante de ellos le confrontó y dijo:
“Maestro, al llegar aquí nos dijiste que recibiríamos verdaderas y secretas joyas del saber. Sin embargo, ha pasado el tiempo y hasta hoy seguimos sin lograr venderlas con altas utilidades para nosotros. Nos preparamos y esforzamos mucho, pero tus enseñanzas nos hacen fallar mucho y todavía no vemos la rentabilidad de tus supuestas joyas”
Entonces el Maestro entendiendo la juventud de sus palabras les respondió:
Me gustaría invitarles a realizar un último ejercicio. Ven esta piedra? Quiero que vayan al mercado, se la muestren al verdulero y se la oferten tratando de obtener el máximo beneficio posible de ella y regresen aquí con su mejor oferta.

Entonces, aunque extrañados pero suponiendo un examen para sus competencias de negociación, ellos hicieron como les dijo pero el verdulero sin encontrar ninguna utilidad aparente para su negocio en aquella piedra, salvo la de ayudarse a moler sus productos, a cambio sólo les ofrecía a tanta insistencia, un centavo de dólar. Entonces viendo los pobres resultados obtenidos, el Maestro les envío luego con el carpintero del pueblo, quién encontrándole alguna utilidad de apoyo, les ofreció un dólar. Animados regresaron todos para mostrar su gran adelanto del 1000 %, pero el Maestro muy insatisfecho aún, les envío con el picapedrero más importante de la ciudad y este les ofreció en cambio 10 dólares por la misma piedra. Este logro les pareció ahora fantástico a los futuros managers, pues podían demostrar una notable y comprobable mejora en su desempeño. Sin embrago, el Maestro aún los desafió a ir esta vez con el escultor más reconocido de su país, quien muy sorprendido al ver la pieza de piedra les ofreció 100 dólares. Los  jóvenes fueron corriendo a ver a su Maestro para orgullosos decirle que ahora sí habían logrado el objetivo de ejercicio.

Finalmente, el Maestro tuvo que obligarlos, porque  los discípulos como siempre, ya se encontraban plenamente satisfechos y agotados con el pequeño esfuerzo, ahora a buscar al joyero más grande del mundo, quien al verlos llegar los recibió maravillado al ver la pieza  que el Maestro les había entregado y les ofreció 10,000 dólares en efectivo.
Al regresar con el Maestro, los discípulos se afanaban en demostrar quién había sido el más hábil y responsable de aquel fantástico logro, para reclamar del Maestro su reconocimiento. Pero éste solo les dijo antes de despedirlos:
¿Ahora ya descubrieron quién estaba fallando y cuál es el secreto?

02 julio, 2012

Conciencia

Un nuevo grupo de poder compuesto de muchos jóvenes pero también antiguos políticos, acababa de acceder al gobierno en su país e invito al Maestro a ofrecer uno de sus originales discursos para motivar la conciencia y responsabilidad de sus flamantes funcionarios. El más antiguo y experimentado de ellos, conocido por su gran capacidad, como sagacidad y, penosamente también, por una pésima reputación en el manejo de los tesoros públicos, quedó prendado de la presencia del Maestro pues nunca había encontrado en la arena política un ser tan brillante, cautivante y tan lleno de inspiración. 

De pronto cobro conciencia y se animó a dirigirse al Maestro para preguntarle: “Me gustaría seguirte y ser uno más de tus iluminados discípulos. Crees existe para mi alguna posibilidad? “Por supuesto”, le respondió el Maestro. “Excelente!. Pero antes quiero dejar claro una cosa: soy ladrón. Haré lo que tú me digas y enseñes pero no abandonaré mi estilo de trabajar, ni negociar y no se hablé más del problema.” “Con mucho gusto, pero dime, ¿cuál problema?” “Sucede que cada vez que he acudido con un maestro, siempre me dicen lo mismo: primero tienes que dejar de hacerlo.” 

El Maestro se rió y le dijo: “Seguramente que acudiste con otros ladrones. Eso a mí no me preocupa” Fascinado el poderoso político respondió: “Maravilloso. Eres el indicado, no hay duda. ¿Qué tengo que hacer?” Entonces el Maestro lo acepto diciendo: “Puedes hacer todo lo que desees. Solo te impondré una condición, cada vez hagas algo deberás permanecer completamente consciente.” “¿Nada más? Pero si eso ya lo aprendimos contigo hoy mismo. Bueno, y ¿solo eso tan simple tengo que hacer?” “Exactamente, puedes negociar, engañar y aún robar todo lo que desees, pero tendrás que hacerlo siempre con plena consciencia.” “Acepto encantado. Realmente eres un verdadero maestro.”, se fue muy feliz diciendo el hombre. Pasaron algunos meses, cuando de pronto el viejo político regreso a ver al Maestro para reclamarle: “¡Eres un tramposo!. ¡Me has engañado!. Ya no puedo hacer mis negocios como antes, tan pronto lo intento aparece la conciencia y no puedo hacerlo. ¡Estoy en un lío!” “¿Cual es el dilema?” “Quisiera olvidar todo lo que me enseñaste, pero tus palabras me siguen a todos lados desde que me iluminaste. Ahora veo otros tesoros en todas partes”. 

Entonces el Maestro movido por la compasión le ofreció: “Puedo liberarte si gustas, pero decide ahora si deseas la desdicha de vivir ausente como antes o disfrutar la dicha de estar siempre consciente del momento presente.”

Desde aquel día el nuevo discípulo se mantuvo consciente hasta convertirse en un impecable funcionario de amplio reconocimiento mundial y nunca más se separó del Maestro.


01 mayo, 2012

Realidad


Encontrábase el Maestro una vez dictando una conferencia empresarial multitudinaria, cuando uno de sus discípulos más antiguos fue a verle para despedirse, pues llevaba más de 10 años siguiéndole y no sentía que su fortuna se fuera incrementando como esperaba sucediese desde un inicio, pues él consideraba estar junto a un sabio. Entonces el Maestro apenado por la frustración de aquel  le pidió tomar asiento antes de partir.

"Dime una cosa por favor, ¿por qué me has acompañado todos estos años?"
“Por los conocimientos valiosos que me ofreciste cuando te conocí”, respondió con cierto reclamo el hombre de negocios.
"Dime nuevamente ¿y no recibiste ninguno en todo este tiempo?"
“Ciertamente, he recibido de tu parte muchos, pero ninguno que me produjese dinero”
"Dime otra cosa,  ¿no eres acaso hoy un hombre más rico que hace diez años y tus negocios se han duplicado y triplicado varias veces?"
“Sí, pero eso ha sido producto de mi trabajo y el de mis hombres, pero los conocimientos que tú nos impartes son interesantes teorías y más una ilusión de la filosofía, que una riqueza verdadera”
"Dime también ¿no te dije siempre que no creas una sola palabra mía y solo creyeras en lo que ves de mí?"
“Es verdad, siempre me lo decías, pero nunca te lo entendía”
"Justamente ¿no será que tú vives más en la ilusión del dinero y por ello no puedes ver la verdadera riqueza que te rodea ahora?"
“Por supuesto, todas las semanas puedo ver cómo crecen mis cuentas bancarias, si a eso te refieres”
"No me refiero a eso. ¿Acaso no ves la vida saludable que ahora llevas, el semblante de realización que refleja tu rostro, el respeto que has ganado de tus trabajadores, la confianza que tienes hoy de tus socios, el crédito del que gozas entre todos tus proveedores, el prestigio que ha ganado tu firma entre sus clientes, la celebridad en la que te has convertido para muchos en tu sector, el orgullo y admiración que tus hijos sienten por ti , la alegría y bienestar que gozan todos en tu familia, la envidiable armonía sentimental que disfrutas, la sensatez con la que ahora tomas decisiones, los aplausos que recibes cuando te invitan las universidades a compartir tus conocimientos y experiencias, además de tu nueva autoestima y del hecho que todavía sigues siendo un hombre joven, con ideales, lleno de vida, sonriente y que duerme en paz todas las noches?"
“En realidad no había visto todas las cosas de ese modo”, solo atinó a responder el abrumado discípulo.

"Dime finalmente, ¿realmente creías saber distinguir la real realidad de la falsa felicidad?"
“Maestro, perdona mi ignorancia, ¿qué puedo hacer para reparar mi ingratitud?”, dijo por último el avergonzado empresario.
"Bueno, como soy un hombre que jamás ha creído en la teoría, ni en la filosofía, ahora ve comparte los conocimientos recibidos con los demás y sigue tu camino en paz."


DIES

02 abril, 2012

Huella


El Secretario General de la  nueva ONU, creada el 2025 por una generación de jóvenes e inspirados líderes luego de la gran inundación que provocó un gran derretimiento de Groenlandia y la desaparición de millones de personas, convoco una asamblea celebrando el 50 aniversario de su re fundación e invito al Maestro para tomar parte en el cierre del importante evento.
Luego de múltiples y extensos discursos de los representantes de las nuevas potencias mundiales, surgidas a raíz del gran colapso, el secretario solicito a su especial invitado algunas reflexiones finales.

El Maestro que había ido acompañado de un reconocido hombre de ciencias y discípulo suyo que, tempranamente y con solo 13 años de edad, predijo el terrible acontecimiento en el año 2000 cuando todos aseguraban que el cambio climático sería un fenómeno gradual, solicito a este compartir con el auditorio su última predicción, pues contaba ya 88 años.
“De hecho, debo que anunciar hoy  que antes de terminar el siglo XXI se producirá una  nueva era glaciar”
Dicho esto, todos los asistentes que ya se habían hecho mayores desde la revolución generacional que encabezaron, empezaron a alzar voces de reclamo y rechazo a las palabras del octogenario discípulo, quien una vez más se retiraba del mismo recinto, lleno de frustración como hacía 75 años.
Antes de salir de la sala, el secretario solicitó al científico explicar cuando y como determinó  su dramática conclusión.
“ Fue hace 75 años, cuando advertía que el punto de inflexión se alcanzaría en el 2025 y de no reducirse la temperatura global, nuestra actual era interglaciar terminaría en menos de 100 años y no en 200 como de forma natural debería ocurrir, pero sus prácticas han acelerado este proceso en 50 años”
“ ¿Y qué sucederá ahora según sus estimaciones?”
“ Groenlandia desaparecerá y la tierra se congelará una vez más,  destruyendo toda la vida vegetal y con ello toda vida posible sobre la tierra y  el océano se congelará hasta sus profundidades, destruyendo toda fuente de alimento marino y con ello toda vida posible debajo del mar. En fin un gran fracaso”
“ Usted esta desconociendo la heroica trayectoria de todos los presentes, quienes corrigieron el rumbo de los antiguos líderes y han dejado huellas imperecederas para las futuras generaciones”, dijo exaltado uno de los  mandatarios más poderosos de la junta.
“ Justamente y por ello hemos fallado a nuestros descendientes”, añadió el viejo discípulo.

Entonces el distinguido anfitrión dirigiéndose al Maestro con una mirada, pidió su intervención:
“ Las únicas huellas que dejará esta generación, serán las ondas de transmisión emitidas que seguirán viajando y rebotando por milenios por todos los rincones del universo”, dijo con severidad a todos los presentes, provocando un tenso silencio.
“ ¿Reconoces algún crédito o mérito para nuestros líderes?”, dijo intentando la conciliación quien presidía la asamblea.
“ Ninguno, pues los verdaderos líderes no hablan, ni esperan ser reconocidos, al punto que la gente ni siquiera sabe de su existencia”.
“¿Entonces como podríamos seguir sus huellas?”
“Justamente, ese es el asunto, ellos nunca dejan huellas”.
“¿No tiene acaso nada más que decir al auditorio?”, volvió a reclamar otro dirigente.
“Todo fue dicho hace 75 años, pero ustedes siguen negándose a entender”.
Con ello y en forma prudente, el secretario clausuro el evento. Más tarde el discípulo decía en privado al Maestro:
“Tal vez fuiste muy duro esta vez. Todos se han marchado muy desilusionados y desorientados”
“Excelente. ¡No dejamos huellas que seguir!”





01 marzo, 2012

Diferente

Un día el Maestro fue solicitado por su mejor amigo y discípulo, para viajar a entrevistarse con un joven y revolucionario empresario, quien para mediados de los años ochenta había construido una enorme empresa, fama y fortuna. Sin embargo, en 1986 tras una serie de desaciertos propios del éxito prematuro, había perdido no solo su importante posición sino además la propia empresa que había creado con tanto sacrificio y pasión. Culpaba de todas sus desgracias a sus nuevos socios, quienes decía lo habían traicionado y finalmente separado de su organización, produciéndole una gran depresión.

Cuando el Maestro llegó se sorprendió mucho de encontrar al joven emprendedor tan abatido y descorazonado, pero sobre todo porque aún no terminaba de aceptar las reales causas de su gran fracaso. Cuando él se dio cuenta de la llegada de su visitante se alegro mucho y presuroso fue a darle alcance para brindarle personalmente la bienvenida.

Luego de intentar conquistar al maestro con sus buenas maneras, rápido fue al punto de su interés para solicitarle, una respuesta  y solución simples.
A ello le respondió sin deslumbrarse: Magnífico, a mí también me gustan las cosas simples
“Dime entonces, ¿Cómo puedo hacer para recuperar mi empresa?”
Antes dime una cosa, ¿estarías dispuesto a intentar ideas diferentes a la revancha?
Como su respuesta sorprendió a su anfitrión, añadió:  ¿y para qué deseas recuperarla?
“Quiero ayudar a la gente, cambiar el mundo. Quiero iniciar una revolución a través de mi pasión, la innovación”
¿Realmente crees que puedes conquistar el mundo con tu irreverencia, en lugar de usar mejor tu inteligencia?
“¿Qué hago entonces?”
Podrías comenzar ayudándote a ti mismo primero
“¿Que quieres decir?”, pregunto entonces el joven.
Porque no empiezas cambiando e iniciando primero tu propia revolución personal, innovando antes tu forma de ver las cosas, las personas y el mundo, le respondió el Maestro.
Muy sorprendido por la simple lógica que le ofrecía el Maestro y dejando de lado sus posturas, le pidió: “enséñame como, por favor”

Conmovido el Maestro por la humildad de su nuevo discípulo, le preguntó:
¿Cómo te llamas y que dirías define toda tu personalidad?
“ Mi nombre es Steven y  me define, sin lugar a dudas, toda la pasión y creatividad que pongo en todo lo que hago!” Respondió dando un giro en su tristeza.
Simple entonces, se creativo y atrévete realmente a pensar diferente Steven. Piensa diferente
Y en ese mismo instante el joven empresario se vio iluminado por un torrente de nuevas ideas y proyectos, abrazo al Maestro con gratitud  y salió corriendo a convocar una nueva junta.




01 febrero, 2012

Satisfacción


El hombre más rico de la tierra fue un día a buscar al Maestro, quien se hallaba en un recital juvenil de los años sesenta acompañando a un nuevo y rebelde discípulo. Este deseaba mucho que le ayudase a encontrar consuelo porque sentía, luego de varios años de haber alcanzado  fama, poder y éxito en los negocios, empezar a vivir una existencia carente de sentido y significado, lo que le estaba provocando una profunda depresión y  un estado de constante abatimiento. Cuando finalmente lo encontró, con mucha tristeza le dijo:
“Tengo todo lo que la vida puede ofrecerle a un hombre y he viajado por todo el mundo, escuchando radio y viendo televisión, buscando información supuestamente para encender mi imaginación y sin embargo no puedo obtener  satisfacción”

“¿Quieres decir que tu puedes tener todos los viajes, autos, camisas, cigarrillos y todas las chicas que deseas?”, interrumpió el adolescente discípulo del Maestro.
“ Así es. Y por más que lo intento, lo intento y lo intento, no puedo lograr satisfacción”, respondió al extraño discípulo, quien era un joven desenfadado que gustaba tanto del canto, como del baile y que también estaba con el Maestro buscando inspiración para hallar un nombre y material nuevos para su banda.
“¿Cómo haces tu para inspirar y vivir en la inspiración permanente?. Realmente necesito darle un nuevo rumbo a mi vida”, pregunto el hombre al Maestro pues le admiraba mucho.
“¿Alguna vez te has fijado en como ruedan las piedras?”
“ Si claro. Pero ruedan sin un rumbo aparente”, respondió un tanto desconcertado el visitante.
“¡Exactamente!”
“Disculpa, sé que eres una persona misteriosa, pero preciso me ayudes con más claridad”
“Si eso gustas, te lo diré. Simplemente me gusta vivir sin preocupaciones, sin nada en mente. Me dejo llevar por las olas del océano de la vida, soplando como el viento y disfrutando ir sin dirección alguna. Eso es lo que digo”
“¿Cómo las piedras rodantes?”, volvió a interrumpir el joven.
“¡Exactamente!”
“Por favor. Aún necesito más claridad.”, insistió el apesumbrado empresario.
“Tu que te consideras un hombre rico, dime: ¿ya tienes el compromiso de tus empleados, la lealtad de tus directivos, el aprecio de tus socios, la simpatía de tus abastecedores, el afecto de tus amigos, la alegría de tu familia, la felicidad de hacer con diversión tu trabajo y la paz al final del día?”
“La verdad es que aún no tengo todo eso”.
Entonces el Maestro, dirigiéndose a su melenudo acompañante, pregunto: “¿Y tú que dices?”
“ Yo digo que él vive más rodeado de pobrezas, que de riquezas y aunque lo  intente , lo intente y lo intente,  no obtendrá satisfacción. Eso es lo que digo”
“¿Cómo te llamas?”, le pregunto curioso el hombre al joven cantante.
“Michael”
“ ¿Y dime, tu también piensas convertirte en una piedra rodante?”
Pero de pronto y sin contestar, el irreverente joven salió corriendo a buscar a sus amigos con las dos innovadoras ideas que buscaba.






02 enero, 2012

Odio

Se encontraba el Maestro en la sala de conferencias de una importante institución mundial, impartiendo su última lección a una generación de nuevos discípulos, conformada por experimentados especialistas y escritores del management y la estrategia. Esta lección al igual que todas las anteriores consistía en una serie de desconcertantes e incomprensibles sesiones llenas de inquietantes como insólitas preguntas, que el Maestro gustaba formular para entrenar exigentemente sus mentes.

De pronto, no resistiéndolo más uno de los asistentes más afamados, que no terminaba de aceptar los métodos del Maestro, al notar que nadie se atrevía a decirle nada  se puso de pie para reclamar que nada le había sido enseñado, pues nunca recibió una respuesta clara, lógica y categórica a ninguna de sus preguntas y por tanto, se sentía muy desengañado y defraudado.
El Maestro, notando su frustración le dijo: “Está bien, puedes preguntarme lo que quieras, pero antes permíteme una última pregunta: ¿te gustaría volver aquí el próximo año?”

Entonces el participante que era el profesor más reconocido de la universidad más reconocida del mundo, queriendo aprovechar la oportunidad de desairar al Maestro respondió:
“Jamás! Debo decirle con mucho respeto que odiaría que me enviasen aquí nuevamente. Lo siento”.
“Excelente! Muchas gracias. Y ahora dime, ¿cuál es tu pregunta?”
“Para ir al punto, ¿podría usted decirme cuando puede uno comprobar que se ha convertido en el mejor maestro del mundo?”.
“Simple. Sabrás que te has convertido en el mejor del mundo, cuando dejes de escribir libros y tus clientes empiecen a odiarte”, concluyo el Maestro.


DIES