01 febrero, 2013

El Paraíso

“ ..... no, ya no puedo volver atrás”, respondió el hombre.
“Puedo ver tu tristeza. Tranquilo, todavía estás a tiempo de volver. Ve si gustas”, le tentó el Maestro.
“Gracias, pero ya no podría regresar a ese mundo, tú y la montaña me han cambiado para siempre”
“Estás en un gran error. Lo que ha sucedido es que has cambiado tu forma de ver el mundo”
“¿ Y no es eso suficiente aún?”
“¿Todavía quieres alcanzar la iluminación?”
“No lo sé. En verdad creo ya gané mucho y no quiero arriesgar más”
“Te entiendo, pero ahora puedes escuchar la voz de la montaña y tan solo asómate antes de tu partida”

Entonces accediendo el nuevo discípulo acompañado del Maestro dio los últimos diez pasos, para con sorpresa descubrir que le mostraba con el índice un simple grupo de siete personas, todas sentadas y absortas plenamente en una profunda meditación, con los rosros plenos de dicha.

“¿Esto es lo que me querías mostrar?”
“No. Esto es lo que venías a buscar”.
“Pero si es exactamente lo mismo que el sacerdote me decía que hiciera en el valle”
“¿Cuándo vas a despertar?
“Lo siento, no comprendo este paraíso”
“¡Insensato! ¿Todavía piensas que aquellos que ves meditando están en el paraíso?”
“¿Pero acaso no es así?”, preguntó con temor el discípulo.
“No. Es todo lo contrario, el paraíso está en ellos”, terminó diciendo el Maestro, y en ese preciso instante el nuevo hombre de la montaña se iluminó.